Todo empezó tomando unas cañas en un chino del centro de Barcelona. Era octubre de 2011 y no hacía mucho que Esperanza Aguirre había usado con desprecio el término “perroflautas” para referirse a las personas acampadas en Sol. Unos pocos veteranos, en edad y en activismo, que habían participado en la acampada de plaza Catalunya, decidieron montárselo por su cuenta y dar apoyo a los más jóvenes desde la autonomía y la experiencia. Planeando, bromeando, se les ocurrió autodenominarse los Iaioflautas y empezaron a contactar con viejos colegas para proponerles tomar las armas de nuevo y salir a la calle en una primera acción, la ocupación de la sede del Banco Santander en la capital catalana (cuelgo un vídeo de factura muy casera que hice cuando preparaban la séptima, en enero de 2012). Entre risas y travesuras, el colectivo está haciendo historia e, imagino, desconcertando y desesperando al poder con sus singulares tácticas de desobediencia civil. Empezó con cuatro gatos en Barcelona y se ha ido replicando por todo el territorio español. Mañana se van con autocar a gamberrear un rato con los Iaoflautas de Valencia, los primeros, después de Madrid, que hace justo un año se agruparon y se pusieron el chaleco amarillo que los distingue. Y se van cargados con medio centenar de botellas de cava para acompañar la paella que les estará esperando y celebrar este primer cumpleaños.